El tratamiento se lleva a cabo mediante la presión manual de diversos puntos en distintas zonas de la cara, cada uno con una relación específica con el sistema neuromotor y neurovegetativo. La presión tiene la función de estimular los puntos reflejos y producir la liberación de neurotransmisores y endorfinas que actúan en el funcionamiento orgánico, endocrino, circulatorio y linfático de todo el cuerpo, equilibrándolo y estabilizándolo.

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Es una técnica que, principalmente, trata de solucionar la causa de una enfermedad, es decir que, en lugar de tratar los síntomas, se analizan y se tratan los desequilibrios orgánicos, físicos y emocionales, que normalmente son los causantes de las enfermedades.

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El rostro humano posee alrededor de mil doscientas terminaciones nerviosas que están relacionadas con el sistema nervioso central. Estas zonas reflexológicas mantienen una estrecha comunicación con los órganos internos y las glándulas, así como con el sistema circulatorio y el sistema linfático. Se conectan, además, con los canales energéticos conocidos como meridianos por la medicina china.

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La reflexología facial es muy útil para tratar afecciones como:

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• Parálisis facial

• Embolias

• Problemas Digestivos

• Fibromalgias y neuralgias.

• Regular el metabolismo

• Epilepsia

• Autismo

• Daños cerebrales

• Desequilibrios emocionales como angustia, ansiedad, depresión, bipolaridad, falta de memoria, insomnio, hiperactividad, trastornos del aprendizaje, falta de concentración, pánico, fatiga mental, dispersión mental, etc.

• Desequilibrios hormonales

• Coordinación motora y simetría muscular

• Tartamudez, dislexia o problemas de lenguaje

• Bruxismo

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No tiene contraindicaciones y se puede aplicar en cualquier enfermedad, aún en las más graves como cáncer, parálisis, accidentes vasculares, etc.